Hacer deporte cuando hace frío

Se acerca el invierno y los termómetros marcan temperaturas que desaniman a más de un deportista. ¿Tienes que renunciar por ello a tu actividad favorita? El deporte está siempre recomendado, porque el organismo sabe adaptarse al frío.

Cuando hace frío, los principales objetivos son:

• no enfriarse;
• limitar la deshidratación;
• proporcionar energía suficiente para asegurar las necesidades del organismo.

Deporte y Frío: ¿Hay que ir más abrigado en invierno?

En un primer momento, para protegerse del frío hay que vestirse correctamente y proteger las extremidades, porque ellas son las primeras víctimas del tiempo invernal.

El frío afecta primero a las extremidades. La primera consecuencia del enfriamiento es reducir el riego sanguíneo en esas zonas. Los dedos de las manos y de los pies pueden protegerse del frío con los calientamanos o calientapiés de Aptonia.

Deporte y Frío: ¿Hay que hidratarse más en invierno?

Incluso en invierno, hay que hidratarse de manera regular. Cuando hace frío, no siempre sentimos las  ganas de hidratarnos. ¡Ahí está la trampa! Y sin embargo sudamos tanto en invierno como en verano. Además, el aire frío es menos húmedo que el aire cálido, lo que estimula la pérdida de agua en las vías respiratorias.

Los deportistas que se mueven en este tipo de entorno pierden el reflejo de beber regularmente. Para evitar la deshidratación lo mejor es tomar una bebida del esfuerzo  cada 10 minutos, más o menos.

Atención, si practicas deporte en un gimnasio o recinto cerrado, estos suelen tener una calefacción demasiado alta, lo que favorece aún más la deshidratación.

Deporte y Frío: ¿Hay que comer más grasas en invierno?

“Los alimentos más adecuados para el esfuerzo en un ambiente frío son en primer lugar aquellos que permiten trabajar a los músculos, es decir los que son a base de glúcidos. El deportista no necesita ingerir más grasas si va bien vestido, come suficientemente y se mantiene en movimiento”, según afirma Denis RICHE, especialista francés en micronutrición.

Hay que satisfacer las necesidades energéticas de manera suficiente, es decir cubrir la cantidad de energía que necesita un individuo para asegurar su gasto energético. Para ello, hay que aumentar la ingesta de glúcidos y limitar el aporte de lípidos.

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